domingo, 26 de julio de 2009

Daniela

Rendido. Piso la mitad del tercer escalón del tercer piso. Esta es mi declaración final: no quiero seguir arrastrando mi historia. La dejaré como un niño deja una hormiga luego de pisarla -sin remordimiento. En el corazón hay lagunas secretas, lo sé, aunque nunca las haya visto con mi ojo. Las imagino como esos cenotes de Yucatán que los mayas consideraban portales al más allá. Amo a la lluvia como a una mujer; me estremezco de emoción cuando la siento cerca. Mis compañeros de verano son dos ventiladores. Por momentos olvido que, en el silencio profundo de las estrellas, el cuerpo marcha lento hacia mar. Me duele no tenerte cerca, Daniela. La lluvia llegó antes que vos, pero llegarás a mí.

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